martes, 17 de enero de 2017

SOLO EL FIN DEL MUNDO (Xavier Dolan, 2016)

"Volver para irse para siempre..."


Dar la noticia de un trágico suceso siempre es espinoso, pero cuando se trata de anunciar la propia muerte a tus seres queridos debe de ser una amarga despedida difícil de sobrellevar. Este es el hilo conductor que trenza la nueva película del prolífico y joven director canadiense Xavier Dolan, basada en una autobiográfica obra de teatro de Jean Luc Lagarce.


Louis, tras doce años de ausencia, se reúne con su familia con la intención de anunciarles que pronto morirá debido a una grave enfermedad. De vuelta en el entorno familiar, extraño después de tanto tiempo, revive todo de lo que huyó en su momento. A medida que transcurre la visita afloran las discusiones, cargadas de resquemor y resentimiento, manifestando las infelicidades de cada uno al tiempo que surge un sentimiento de culpabilidad por haber abandonado a su familia. Sentimientos enfrentados.




Tras la notable y sorprendente 'Mommy' (recomendada en este blog hace algún tiempo), nos apetecía ver el sexto filme del joven Dolan… pero la muy ruidosa puesta en escena, con una familia chillando durante prácticamente todo el metraje, donde nada se concreta y todo debe intuirse, nos deja una sensación de extenuación y confusión a la salida del cine.




Entre el adornado ramillete de consolidados actores franceses (Léa Seydoux, Vincent Cassel, Gaspar Ulliel, Nathalie Baye), con los que uno no logra empatizar en ningún momento, destaca la presencia de Marion Cotillard en el papel de dulce y comprensible cuñada, contrapunto al ruido del resto de la familia. Mención especial merece también la divertida secuencia donde se escucha la bailable “Dragostea Din Tei”.




En definitiva: una confusa y ruidosa película que no satisfizo mis expectativas, quizás demasiado altas, y con la que es muy difícil conectar.

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