sábado, 20 de junio de 2015

MANDARINAS (Zaza Urushadze, 2013)

"Desmontando la guerra.."

En un pueblo recóndito de una provincia georgiana que se encuentra en medio del conflicto que en el año 1990 mantuvieron caucásicos y georgianos, un honesto anciano estonio llamado Ivo, mantiene su residencia a pesar de que la mayor parte del pueblo, entre ellos su familia, decidieron abandonarlo para regresar a su tierra de origen.

La pausada y rutinaria vida de Ivo, que junto a su amigo y vecino Margus viven por y para las mandarinas, de pronto se ve interrumpida por la aparición de un par de soldados moribundos tras un ataque perpetrado en el pueblo, a los que atiende con la ayuda de su vecino.


Mandarinas” es un hermoso y conmovedor relato sobre la guerra y su sinsentido, pero sin los elementos bélicos que suelen caracterizar a las películas de este tipo de género, aquí se habla de las personas, desenfundadas de sus armas y despojadas de  sus uniformes, en el que las únicas armas útiles son la delicadeza, la sensatez, la honradez y la amabilidad que transmite un gran hombre por sus huéspedes, por encima de cualquier ideal ya sea político, religioso o étnico.


Cabe destacar por un lado, la inconmensurable presencia del actor que interpreta al bueno de Ivo (Lembit Ulfsak) alrededor de la cual giran todos los demás elementos de la historia, y por otro, la bella y melancólica melodía que el músico georgiano Niaz Diasamidze hace brotar de su tradicional panduri y que embelesa aún más si cabe esta impactante historia.


En definitiva una sencilla y auténtica obra que empequeñece a las grandes producciones hollywoodienses y que hace que su mensaje humano cale muy hondo en el espectador, dejando un regusto agridulce como si degustaras una de las propias mandarinas que cultivan nuestros protagonistas.


Por eso desde este blog aparte de la reseña, os la RECOMENDAMOS encarecidamente, CINE en mayúsculas.

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