"La teoría del amor"
La película que tenemos entre manos, gira alrededor de esta figura, pero sobre todo se centra en la particular relación que mantuvo con su primera mujer y con la que tuvo sus tres hijos. Una mujer, interpretada por la maravillosa y preciosa Felicity Jones, que realmente se enamoró de un hombre con una mente asombrosa al que diagnosticaron una extraña y demoledora enfermedad desde joven y contra la que tuvo luchar y sobreponerse. El amor y la fuerza de esa mujer, aparentemente frágil y delicada, y sobre todo apoyada en una profunda creencia religiosa ayuda a que su marido pueda desarrollar sus increíbles teorías, además de criar a sus tres hijos.
Cabe destacar el gran trabajo realizado por la pareja de actores principales. Eddie Redmayne da en el clavo con su interpretación del agnóstico y particular físico que refleja perfectamente desde los primeros síntomas de la enfermedad hasta la fase en la que no puede controlar ninguna acción motora de su cuerpo y queda postrado para siempre en una silla de ruedas. Por su parte, la ya mencionada Felicity Jones, borda el papel de la fiel y abnegada mujer que apoya y ayuda en todo momento a su marido a pesar de los pesares.
En definitiva, una emotiva película que nos puede dar una buena lección de vida y amor en estos tiempos en lo que la inmediatez rige nuestras vidas y en la que no nos paramos a pensar lo que verdaderamente cuestan las cosas y que si realmente se quiere algo, con esfuerzo y dedicación se puede conseguir.
Stephen Hawking, ese prestigioso físico británico, que durante los años 80 y 90 se colaba continuamente en todas nuestras casas a través de nuestros televisores porque había sido noticia; o por dar multitudinarias conferencias o porque sus libros se vendían como rosquillas en todo el mundo. A pesar de su frágil apariencia, siempre torcido encima de una aparatosa silla de ruedas con la cual podía dar a conocer sus interesantes y siempre asombrosas teorías, nunca renunciaba a las apariciones públicas.
La película que tenemos entre manos, gira alrededor de esta figura, pero sobre todo se centra en la particular relación que mantuvo con su primera mujer y con la que tuvo sus tres hijos. Una mujer, interpretada por la maravillosa y preciosa Felicity Jones, que realmente se enamoró de un hombre con una mente asombrosa al que diagnosticaron una extraña y demoledora enfermedad desde joven y contra la que tuvo luchar y sobreponerse. El amor y la fuerza de esa mujer, aparentemente frágil y delicada, y sobre todo apoyada en una profunda creencia religiosa ayuda a que su marido pueda desarrollar sus increíbles teorías, además de criar a sus tres hijos.
Cabe destacar el gran trabajo realizado por la pareja de actores principales. Eddie Redmayne da en el clavo con su interpretación del agnóstico y particular físico que refleja perfectamente desde los primeros síntomas de la enfermedad hasta la fase en la que no puede controlar ninguna acción motora de su cuerpo y queda postrado para siempre en una silla de ruedas. Por su parte, la ya mencionada Felicity Jones, borda el papel de la fiel y abnegada mujer que apoya y ayuda en todo momento a su marido a pesar de los pesares.
En definitiva, una emotiva película que nos puede dar una buena lección de vida y amor en estos tiempos en lo que la inmediatez rige nuestras vidas y en la que no nos paramos a pensar lo que verdaderamente cuestan las cosas y que si realmente se quiere algo, con esfuerzo y dedicación se puede conseguir.
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